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Se cierra el año 2011, un año rico en acontecimientos, en debates, en luchas; un año como todos con luces y sombras, con alegrías y frustraciones, con avances y con problemas sin resolver.
 
En nuestro intentamos ver la sociedad como un conjunto de procesos dialécticamente relacionados entre sí, que no se pueden entender como compartimentos estancos e incomunicados. Pero por sobre todas las cosas, como una creación humana, donde actúan intereses y fuerzas sociales. Por eso aportamos solamente apuntes para un balance.

El mundo y la crisis

Culmina un año que estuvo dominado por la crisis internacional del capitalismo, una de las más graves de la historia, sino la más grave y
profunda. EEUU estuvo al borde del default, Europa se debate en un círculo vicioso de recesión y ajustes salvajes, siguiendo recetas de los bancos y del FMI. La respuesta de los países centrales del capitalismo a la crisis es la misma de siempre: descargar su peso en la espalda de los trabajadores y los sectores populares, asegurar la sobrevivencia de los bancos y de la especulación financiera, único espacio en que el capitalismo globalizado encuentra o encontraba su reproducción ampliada y ganancias absurdas y ficticias. Los pueblos europeos se organizan y luchan y eso es altamente valioso, sin embargo la falta de alternativas políticas reales tiene como consecuencia el avance de la derecha en varios países. El imperialismo, debilitado económicamente, se ha mostrado dispuesto a defender su hegemonía a sangre y fuego, mediatizando las rebeliones del mundo árabe, invadiendo y bombardeando Libia, amenazando a Siria, ahora a Irán, manteniendo su ocupación de Afganistán e Irak y aumentando su agresividad hacia Cuba y Venezuela.

En ese mundo, el creciente peso de las economías emergentes, en particular de Brasil, China e India, que junto con Rusia conforman el denominado BRIC, muestra un camino de posibilidades diferentes hacia la multilateralidad.

En ese contexto América Latina y en particular América del Sur siguen representando el espacio de cambios de izquierda y progresista más importante y consolidado del presente. Muestra de ello son la proyección de Unasur, la creación de la CELAC y el desarrollo del Mercosur y el ALBA. Con problemas, con contradicciones, pero como espacios alternativos importantes y necesarios.

El enfrentamiento a la crisis global del capitalismo con una salida alternativa solo es posible en una perspectiva regional, con más integración y más política independiente de EEUU y Europa.

El año en Uruguay

En nuestro país, el gobierno del Frente Amplio, ha enfrentado la crisis mundial con una definición clara, dada por el ministro de Economía y el presidente de la república en las páginas de EL POPULAR: no habrá ajuste.

Más allá de las justas polémicas se han mantenido las políticas sociales, la economía mantuvo su crecimiento, los salarios mantuvieron su recuperación, los indicadores sociales siguen mejorando (la desocupación está en mínimos históricos, menos del 6%; se generaron 14 mil puestos de trabajo; siguen bajando la indigencia y la pobreza) y se adoptaron medidas contracíclicas. En este plano quizás el flanco más débil sea el de encontrar un espacio regional desde donde potenciar estas respuestas alternativas. Hay problemas inocultables con decisiones unilaterales o bilaterales de Argentina y Brasil, pero también es inocultable cierta tendencia a sobrevalorar mercados y acuerdos extrarregionales de nuestro gobierno.

La derecha sobre esto no tiene propuesta, ni una, nada. El debate en la izquierda se centra en el rumbo y el carácter del crecimiento.

Este debate tuvo tres dimensiones centrales en el año. El primero, la necesidad de cambiar la matriz productiva y zafar de la reprimarización de la economía que nos condena a ser productores de alimentos y nos ata a los precios internacionales de estos, volátiles y sujetos a la especulación financiera. Una prueba de esta situación es la simple enumeración de los principales rubros de exportación de nuestro país en noviembre: carne bovina congelada, soja, arroz, leche y nata, carne bovina fresca, trigo y madera en bruto. Es imprescindible avanzar hacia una industrialización avanzada, hacia la complementación productiva con la región. El segundo, la redistribución de la riqueza. Es una avance que se haya instalado y que este en discusión. Al comienzo del año desde la derecha y también desde sectores del gobierno, se decía que ni siquiera se podía discutir el tema, todo se caía, eran palos en la rueda; eso quedó superado. Los datos sobre la concentración de la riqueza, el 20% más rico se queda con el 50% del ingreso y el 20% más pobre apenas con el 6%. La existencia de 800 mil trabajadores que ganan menos de 10 mil pesos. El informe del Instituto Cuesta Duarte sobre el casi nulo avance de la masa salarial con respecto al PBI. Todo muestra la necesidad de avanzar en este aspecto que ya está fuera de discusión que constituye un problema.

El tercero es la concentración y la extranjerización de un recurso estratégico como la tierra, relacionado con los dos anteriores.

Son avances positivos el impuesto a las grandes concentraciones de tierra y la decisión de rebajar dos puntos el IVA y sacar totalmente el impuesto a los beneficiarios de las tarjetas del MIDES. Pero falta mucho por recorrer.

Resolver a favor del pueblo y de los cambios la contradicción fundamental entre un país productivo y con justicia social o más dependencia, exige avanzar mucho más en esos tres aspectos.

Los avances logrados en dos períodos de gobierno del FA hacen que los problemas planteados ahora exijan profundizar los cambios y afectar en todos los terrenos, intereses directos de las clases dominantes y resortes de poder.

Es la agudización de las contradicciones y por ello serán decisivas la participación y la movilización. Sin movilización y sin pueblo organizado participando no se sostendrá lo logrado ni se avanzará más.

En ello el 2011 también ha dado señales positivas. El movimiento sindical ha sido un protagonista central y se ha fortalecido. En las elecciones para los directores sociales del BPS, las listas del PIT-CNT obtuvieron 320 mil votos. El congreso del PIT-CNT culminó con el triunfo de una línea unitaria y clasista y una plataforma programática que será central en el período que viene. La huelga metalúrgica fue un ejemplo práctico de la lucha como factor catalizador de los cambios y los avances, lo mismo que la elección y movilización del SUNCA y de otros gremios. Un movimiento sindical fortalecido, democrático y con capacidad de lucha.

En el terreno político, el FA, más allá de los problemas que persisten y de momentos de tensión que se proyectan hasta el presente, resolvió unitariamente su Estrategia y también saldó, un debate que se presentaba casi como catástrofe, la denominada reestructura. Las elecciones internas de mayo del año que viene se presentan como un gran desafío.

Los caminos de la verdad

No podemos terminar estos apuntes, sin destacar que este año fue el del final de la ley de impunidad y el de la apertura de espacios nuevos de verdad y justicia. Comenzó con la condena de la Corte Interamericana de DDHH por el caso Gelman. Siguió con el fracaso de la Ley Interpretativa. Fue el del 20 de mayo más grande de todos. Con la movilización de todos y las denuncias. El FA logró replantear la discusión y un acuerdo para votar la ley que declara los delitos del terrorismo de Estado como de lesa humanidad e imprescriptibles. Se produjo la explosión de denuncias. El gobierno revocó los decretos de Sanguinetti, Lacalle y Batlle. Se encontraron los restos de Julio Castro y se supo que había sido ejecutado. El Comandante en Jefe del Ejército dijo que no ampararían homicidas y ordenó brindar información. Lo avanzado no es poco, pero aún falta mucho, hay que seguir denunciado, informando y movilizándose.

En estos apuntes faltan muchos hechos, cada cual los agregará a su propio balance, para el año que viene sí hay algo claro: hay que redoblar la lucha por profundizar los cambios. Tenemos con que, el movimiento popular, el FA y la movilización. Tenemos propuestas, el Programa del FA y la plataforma programática del PIT-CNT.

No hay lugar para las medias tintas: necesitamos, queremos y lucharemos por más cambios y más justicia social, más independencia y más verdad y justicia.

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