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El Popular N° 199  - Editorial 14/9/2012


Una reunión de una delegación de la dirección del Partido Comunista del Uruguay con el presidente de la República, José Mujica, en su chacra, mereció una atención mediática muy por encima de lo normal, y una vez más, pretendió mostrarse como el reverso de lo que en realidad fue.
El Popular 199

Se informó o desinformó, la mejor calificación queda al gusto del lector, que el PCU fue a presionar a Mujica, que fue a exigir soluciones para el conflicto de Salud Pública o se retiraba del gobierno, que la tensión era enorme.

Hay dos maneras de pararse, política e informativamente, ante un acontecimiento: privilegiar los comentarios, los trascendidos, alimentar la especulación o guiarse por los hechos. El primer camino no tiene retorno, después de que se incurre en él se queda atrapado en su lógica que exige más especulación, más trascendidos. El segundo requiere más esfuerzo y también paciencia, no siempre está atado a los tiempos y a los requerimientos periodísticos, tiene los tiempos propios de la
realidad. La elección de un camino u otro no es inocente.

Lo que realmente pasó en la reunión del lunes es explicado con lujo de detalles en las páginas de EL POPULAR por dos participantes de la misma, el senador y secretario general PCU, Eduardo Lorier y el vicepresidente del Frente Amplio e integrante del Comité Ejecutivo del PCU, Juan Castillo.

Pero lo más importante y determinante son los hechos anteriores y posteriores a la reunión, la trayectoria histórica y reciente del PCU, su actitud y también lo que ocurrió en el conflicto planteado en Salud Pública, que fue uno de los temas centrales tratados en el encuentro.

Las versiones periodísticas trataron de transmitir un clima de tensión, de enfrentamiento, una situación política límite. ¿Había tensión? Por supuesto que la había. El conflicto planteado en Salud Pública parecía entrar nuevamente en un callejón sin salida, vaya si es un motivo de tensión. ¿Eso implica un enfrentamiento del PCU con el gobierno o un clima de ruptura? En lo más mínimo.

Estado de situación

La Federación de Funcionarios de Salud Pública planteo hace más de dos meses una serie de reclamos que tienen que ver con la falta de personal, la necesidad de incrementar los salarios más sumergidos y eliminar las tercerizaciones en los distintos sectores donde existen. La Rendición de Cuentas planteada por el Poder Ejecutivo no contempló ninguno de estos reclamos. Los trabajadores comenzaron a tomar medidas, en las conversaciones con ASSE, de las que también participó el MSP, se realizaron propuestas y contrapropuestas por escrito, no hubo avances. Los trabajadores decidieron iniciar la ocupación de hospitales. El Poder Ejecutivo, por pedido del MSP y de ASSE, decretó la esencialidad de los servicios.

El PIT-CNT intervino y propuso, junto con la Federación de Funcionarios de Salud Pública, abrir un nuevo ámbito de negociación, esta vez en el Ministerio de Trabajo, con la participación también del Ministerio de Economía y Finanzas. El Poder Ejecutivo aceptó y como condiciones previas al inicio de la negociación se acordó que los trabajadores levantaran las ocupaciones y que el Poder Ejecutivo dejara sin efecto el decreto de esencialidad. Los trabajadores cumplieron con su parte, el Poder Ejecutivo no aplicó el decreto de esencialidad pero no lo dejó sin efecto, aún así se instaló la negociación en el MTSS. Luego de dos reuniones se arribó a una propuesta que podía solucionar el conflicto, pero requería recursos financieros. Se propuso abrir la Rendición de Cuentas y contemplar los recursos. En el Consejo de Ministros del lunes pasado el Gobierno decidió que no.

En ese escenario se da la reunión del lunes, con un punto muerto en la negociación y a punto de ingresar en un espiral de conflictividad sin salida aparente.

Y sí, es cierto, el PCU, también el Frente Amplio, el PIT-CNT y el presidente de la República, cada uno en su rol, cada uno a su manera, conversaron buscando tender puentes y encontrar salidas. ¿Ese es el delito? Entonces son culpables, con premeditación y alevosía.

¿Qué ocurrió después de la reunión? ¿Hubo algún ultimátum, alguna ruptura? No, muy por el contrario, se abrió un nuevo espacio de conversaciones, se le dio oxígeno a la negociación, se conformó una comisión para estudiar recursos para financiar un posible acuerdo y el gobierno dejó sin efecto el decreto de esencialidad.

Esos son los hechos, concretos, irrefutables, pero hay quienes prefieren seguir alimentando la especulación y los trascendidos. Allá ellos.

Separando la paja del trigo

La reunión y las diferentes posturas asumidas, permiten, más allá de lo puntual, analizar cuestiones de fondo que se expresaron con meridiana claridad en estos días.

Lo estratégico que es la Salud Pública y la Reforma de la Salud y los poderosos intereses que se levantan contra ella. La importancia de la lucha de los trabajadores y la permanente campaña para demonizarla que incluso impacta en compañeros de la izquierda y del gobierno. El papel clave de la unidad y del PIT-CNT para incidir en la realidad y defender los intereses de los trabajadores pero incorporando los de todo el pueblo. El imprescindible rol articulador del Frente Amplio entre la gestión de gobierno y el movimiento popular. La necesidad de asumir que el único camino para defender el gobierno de izquierda es profundizar los cambios. El papel del PCU y la decisión expresa de atacarlo por todos los medios de la derecha.

La Reforma de la Salud y uno de sus principales elementos, el Sistema Nacional Integrado de Salud, es una de las transformaciones más importantes realizadas por los gobiernos del Frente Amplio. Los dos gobiernos del Frente Amplio han destinado recursos como nunca antes a un sector devastado por el neoliberalismo y la crisis de 2002. Pero con eso no alcanza. La dinámica propia del capitalismo lleva a que se mercantilice la salud y hay poderosos intereses, entre ellos los empresariales médicos, los laboratorios, las empresas de equipamiento médico, que quieren frenar y revertir los cambios realizados. Esos son los verdaderos adversarios de la Reforma de la Salud. Esos y la derecha política y mediática. Los problemas de la Reforma de la Salud y de Salud Pública no son los trabajadores y su movilización, que por supuesto pueden equivocar la táctica o los ejes, pero no son el palo en la rueda. ¿Eso está claro para el gobierno, la izquierda y el movimiento popular? A veces parece que no. No hay avance de la Reforma de la Salud, y por lo tanto de una mejor calidad de atención sanitaria para nuestro pueblo, sin la participación y la movilización popular. Tampoco lo hay sin gobierno del Frente Amplio. Por eso es tan importante resolver las contradicciones, que siempre las habrá y son inevitables, teniendo en claro el objetivo estratégico y abriendo espacios de negociación real, buscando soluciones y jugándose. Eso hicieron el PIT-CNT, el Frente Amplio, el Presidente de la República y también el PCU.

El PCU ha expresado una y mil veces su compromiso con el proceso de cambios y con los dos gobiernos nacionales del Frente Amplio y los gobiernos departamentales. También ha dicho y actuado en consecuencia, que ese compromiso no implica obediencia ciega ni rehuir la polémica ideológica y política.

Para el PCU defender el gobierno del Frente Amplio implica organizar y movilizar al pueblo para profundizar los cambios.

Para el PCU la construcción del bloque histórico político y social de los cambios, implica defender los instrumentos históricos del pueblo uruguayo, los sindicatos, su central única, el PIT-CNT y el Frente Amplio.

Para el PCU la movilización no sólo no es un problema sino que constituye una necesidad y una obligación. Un gobierno de izquierda no debe eliminar las contradicciones, inherentes al capitalismo por otra parte, sino generar condiciones para que su resolución sea a favor del pueblo.

Esa síntesis superadora es política o no es. Para que esa síntesis se de hay que hacer política. Para transformar la realidad en un sentido revolucionario no alcanza solamente con que los trabajadores se organicen y luchen, tampoco con ganar el gobierno y gestionar bien. Es imprescindible la acción política transformadora, es imprescindible la síntesis política e ideológica.

Finalmente, los trabajadores, los militantes de izquierda y todo nuestro pueblo saben muy bien que los comunistas no se callan o se amansan con cargos y prebendas. ¿Hace falta poner ejemplos? Nunca el PCU chantajeó ni al gobierno, ni al FA, ni a los sindicatos, por una cuota de poder o un cargo. Claro, para algunos la historia no existe viven en un presente perpetuo que se reinventa cada día.

Con quién es la pelea

Es muy sintomático que desde cierta prensa se ataque la campaña de propaganda del PCU, que es de las más modestas, la gestión de Ana Olivera, la de Jorge Venegas ahora y la de Ana Vignoli antes y que los enfoques críticos sobre dirigentes sindicales sean casi siempre sobre comunistas. Parece un patrón de conducta. Pero desde estas páginas no vamos a gastar ni un centímetro valioso de papel para contestar trascendidos y operaciones mediáticas.

Nuestra pelea no es con un medio y mucho menos con un periodista. Nuestra pelea es con el poder, con la derecha, con los que siguen acumulando riqueza y privilegios, con los que rechazan la democratización de los medios, con los que concentran la propiedad de la tierra, con los que defendieron y defienden la impunidad, con los que quieren criminalizar a los jóvenes. Nuestra pelea como siempre es con la derecha. En esa pelea asumimos los riesgos y los costos y no vamos a recular.

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