En una semana, nuestro país fue escenario de dos grandes movilizaciones que involucraron a dos sectores claves de la sociedad: los trabajadores y los estudiantes.
Cualquier proceso de izquierda de transformación de la sociedad tiene una premisa fundamental: la participación del pueblo organizado. Es clave la conquista de espacios de gobierno; es clave una buena gestión en ellos. Pero también lo es el fortalecimiento de los instrumentos populares, la movilización y la participación. Una sociedad apática y desmovilizada siempre favorece a la derecha y al «statu quo».
En el enfrentamiento de dos proyectos de país y la conformación de los bloques sociales que respaldan a cada uno -los trabajadores y la juventud, con su componente históricamente más influyente-, los estudiantes, fueron, son y serán decisivos. Los trabajadores y los estudiantes son dos de las fuerzas motrices del cambio y las transformaciones de izquierda.
Por eso la derecha, que lo sabe claramente, salió con furia a golpearlos. Por eso El País retomó sus peores épocas fascistoides, para decir que el CLAE era un «congreso castrista». Le temen y les preocupa el pueblo organizado.
Miles con el PIT-CNT. El peso de los trabajadores organizados en la sociedad uruguaya ha sido un rasgo distintivo. No responde a una antojadiza definición teórica y mucho menos a una operación ideológica de la izquierda. Es fruto del trabajo de la acumulación de décadas y es mérito, en primer lugar, del propio movimiento sindical y también, de la izquierda toda.
El mantenimiento de la unidad en los gremios por rama y en una central única que reúne a todos los trabajadores, públicos y privados, y a todas la corrientes sindicales, es un logro histórico de los trabajadores y de la izquierda uruguaya.
El PIT-CNT, que desde 2005 ha triplicado el número de sus afiliados, superando los 300 mil, ha mostrado su madurez, su capacidad de propuesta y su representatividad, ratificada en las elecciones con voto secreto y obligatorio para el BPS, en las cuales logró más de 300 mil votos. También ha mostrado su profunda raigambre democrática con elecciones sucesivas en varios gremios: ADEOM, AEBU, SUTEL, FFSP, ahora en el SUNCA, por citar sólo algunas, en las que han participado decenas de miles de trabajadores.
El martes 16, con la jornada nacional, el PIT-CNT agregó otro elemento sustancial: demostró su capacidad de movilización. El paro general parcial tuvo un acatamiento del 90% y en las movilizaciones a lo largo y ancho del país participaron miles de trabajadores; solamente en Montevideo fueron más de 20 mil.
La plataforma levantada, muestra la madurez y la preocupación, para nada corporativa del movimiento sindical: defensa de la negociación colectiva, de las empresas públicas, reivindicación del Estado como locomotora del desarrollo, exigencia de que los impactos de la crisis internacional no los paguen los trabajadores, salario mínimo nacional de 10 mil pesos, incremento de las asignaciones familiares, distribución de la riqueza, evitar las prescripciones de los crímenes de lesa humanidad de la dictadura, defensa de la educación pública, entre otros puntos.
Siendo esto importante, lo es más sin embargo, la presencia movilizada y unitaria del PIT-CNT en la realidad nacional, como garantía del proceso de cambios y también de su consolidación y profundización.
Miles con la FEUU y el CLAE. Entre el 10 y el 15 de agosto se realizó en Montevideo el XVI Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes. Participaron 3.500 delegados de 18 países y 2.000 estudiantes uruguayos. Debatieron, propusieron, ratificaron su compromiso de lucha, marcharon y se divirtieron.
Conmovieron Montevideo con su presencia y para bien.
De las muchas cosas que hay para destacar del CLAE nos interesa hoy concentrarnos en una: la madurez, militancia y capacidad mostrada por los cientos de militantes de la FEUU para organizarlo y asegurar su éxito.
Conviene destacarlo, cuando reiteradamente se critica a la FEUU, incluso desde la izquierda y se la mira con indiferencia.
Es cierto que hay problemas. Es cierto que tiene muchas dificultades para lograr la adhesión y participación de una inmensa masa estudiantil en crecimiento.
Pero también es cierto que la FEUU demostró con el CLAE que tiene reservas y militantes de enorme valía y proyección.
No es un dato menor. El grado de desarrollo orgánico y político de la FEUU no es un problema solamente de los estudiantes y de la Universidad, lo es de todo el movimiento popular uruguayo, que ha estado y sigue estando omiso en asumirlo, discutirlo y ayudar.
No para decirles a los gurises cómo hacer las cosas; no para imponerles viejos esquemas; menos para transformar a la FEUU en un escenario de disputas entre corrientes de izquierda por espacios de poder. Para eso no. El movimiento popular, la izquierda, la sociedad uruguaya toda, debe ver hacia el movimiento estudiantil, para aprender, para entender y para luchar mejor, junto con ellos.
Son parte decisiva del bloque social de los cambios y son una de las llaves para enfrentar con éxito la profundización del actual proceso de cambios.
La derecha lo entiende claramente por eso los golpea. La izquierda debe asumirlo con mucha fuerza, defenderlos y dejarlos ser.
A pesar de que los medios de la derecha los golpearon y en algunos casos los ignoraron, hubo dos grandes hechos en el Uruguay en una semana. Los protagonizaron los trabajadores y los estudiantes organizados. No es poca cosa. Que conste.
Marx, nuestro maestro, recogió e hizo suya la frase de Terencio: Nada de lo Humano me es Ajeno
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