El XI Congreso del PIT-CNT fue en primer lugar una expresión genuina de discusión unitaria y de participación democrática. Durante los tres días de debate y en el proceso previo, miles de trabajadores discutieron sobre la realidad del país y sobre las propuestas para transformarla. Participaron del Congreso 996 delegados en representación de 200 mil trabajadores como expresión de un movimiento sindical que ha crecido en organización y en afiliados, más que ninguna otra organización en el Uruguay.
En las discusiones y resoluciones se expresó un alto nivel de acuerdo y de respaldo a la línea política del PIT-CNT, tanto si se la mide en gremios como si se la mide en corrientes de opinión que actúan en el movimiento sindical. La Plataforma Programática tuvo solamente 50 votos en contra en 996, la Estrategia solamente 18 votos en contra y la resolución sobre Funcionamiento Orgánico, 13.
La resolución que reclama el fin de la impunidad y el cumplimiento cabal de la sentencia de la Corte Interamericana de DDHH evitando la prescripción de los delitos de lesa humanidad fue aprobada por aclamación.
Nada de eso ha sido reflejado por la prensa. El PIT-CNT debatió todos los grandes temas del país y generó propuestas para ellos. Se las puede compartir o no, lo que no se puede es hacer como si no existieran. Por amplísima mayoría ratificó y profundizó una concepción que reafirma la independencia del movimiento sindical pero lo integra al campo del movimiento popular; reconociendo los avances de los dos gobiernos del Frente Amplio, pero reclamando la profundización de los cambios.
La Plataforma Programática de 40 puntos, que ratifica las definiciones de anteriores congresos y retoma lo definido por el II Congreso del Pueblo, dice en su introducción: «Es en este contexto que se agudiza la disputa de dos proyectos de país, el del capital financiero y el de la clase obrera y el pueblo y se agudiza la disputa por la hegemonía. Este es el carácter enteramente nuevo de la acumulación de fuerzas. Ya no está en juego solamente quién detenta el gobierno. Empieza a estar en juego qué sector social detenta el poder y está en juego qué programa se abre paso en la compleja y variada realidad política nacional. Se trata de un curso crítico de lucha por el programa, en cuyo proceso se irán desarrollando las condiciones – a través de la democratización creciente- – para que el nuestro pueblo construya un estado de nuevo tipo para transformar la sociedad».
Seguidamente define que «el centro de las tareas de la etapa de la clase obrera y su sistema de alianzas, pasa por:
A) la generación de todas las condiciones necesarias para la transformación de nuestra matriz productiva,
B) la organización de un enérgico proceso de transformación de los mecanismos de la distribución de la riqueza tendientes a elevar la justicia social y la igualdad y
C) apuntar a la democratización de la sociedad y el estado». El PIT-CNT se propone fortalecer el bloque social y político de los cambios y consolidar el sistema de alianzas sociales para hacer posible esta Plataforma Programática, para profundizar los cambios y disputarle el poder a las clases dominantes.
Se propone también hacerlo en el marco de la movilización a nivel nacional. Estos amplios niveles de acuerdo en lo programático y en la estrategia de lucha lamentablemente no se expresaron en la elección por consenso de la dirección del movimiento sindical. Se hizo un esfuerzo muy grande y había una propuesta de consenso, COFE y FOEB reclamaron la elección por listas. Hubo una convocatoria a una lista unitaria de todos los que habían trabajado por el consenso. De esa convocatoria surgió la Lista 1, la más representativa tanto por cantidad de sindicatos (26), como por la pluralidad de su composición social, obreros y trabajadores, públicos y privados, así como también por la cantidad de corrientes sindicales que la respaldaron.
La Lista 1 ganó la elección por más de 100 votos de diferencia. Lo mejor hubiera sido que no se marcaran votos, pero luego que se optó por ese mecanismo, no se puede obviar el resultado. Ha salido electa una Mesa Representativa que es expresión del XI Congreso y que además garantiza el compromiso con el Programa y la Estrategia aprobados, que son la línea política del movimiento sindical. También en este terreno hay que decir las cosas claras, el PIT-CNT no tiene una crisis de dirección, hay una Mesa Representativa electa y ahora está en proceso la conformación del Secretariado. La construcción de los equilibrios en la dirección de una central única es un proceso delicado y complejo, por eso era mejor el consenso, pero ahora hay que hacerlo con espíritu unitario y con el resultado a la vista.
El movimiento sindical tiene particularidades, de composición social, de lógicas gremiales, de compromiso unitario. Reproducir mecánicamente una lógica partidaria en el movimiento sindical lleva a equivocar análisis y a precipitar decisiones. La conformación de la dirección es sin duda un aspecto importante pero de ninguna manera opaca o relativiza lo que señalábamos antes.
Del XI Congreso sale un movimiento sindical fortalecido, con una Plataforma Programática amplia y de cara a toda la sociedad, con la reafirmación de su voluntad de lucha y con amplios acuerdos unitarios; también con una dirección electa y en proceso de conformación definitiva. Sale un movimiento sindical fortalecido como herramienta de lucha de los trabajadores y de todo el pueblo uruguayo. Sale un movimiento sindical con decisión de luchar, de disputarle a las clases dominantes la hegemonía. Un movimiento sindical capaz de rodear y defender la huelga de los trabajadores metalúrgicos enfrentando una de las patronales más reaccionarias y provocadoras.
Malas noticias para las patronales, la derecha y las clases dominantes; buenas noticias para los trabajadores, la izquierda y todo el movimiento popular. Así es, aunque lo quieran tergiversar.
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