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El Popular N° 203  - Editorial 12/10/2012

El Popular 203

El domingo pasado se produjo en Venezuela un hecho político de dimensiones continentales y globales. Hugo Chávez fue reelecto por cuarta vez como presidente. La gigantesca campaña de la derecha y la oligarquía venezolana, amplificada hasta el absurdo en los grandes medios de comunicación global fue derrotada en las urnas por el pueblo venezolano.

La elección del domingo en Venezuela tiene varios aspectos importantes.

El primero de ellos es que fue un acto colectivo de reafirmación democrática. Las elecciones fueron normales con un grado de participación histórico de más de 80% en un país donde el voto no es obligatorio. El sistema electoral, puesto en
entredicho por una campaña sistemática en Venezuela y en el exterior, funcionó a la perfección, dio todas las garantías, dejando en el ridículo las acusaciones de fraude y como si todo esto fuera poco, dio resultados confiables y consolidados en apenas dos horas y media. Ojala pudiéramos decir lo mismo de nuestro sistema electoral o del de EEUU por ejemplo, donde todavía hoy no se sabe quién ganó en Florida. Pero más allá de la eficiencia del sistema electoral el pueblo venezolano se expresó democráticamente, sin incidentes, sin violencia. No es poca cosa en un país que en el 2002 fue escenario de un golpe de Estado, con participación protagónica del hoy candidato de la derecha y donde la campaña fue durísima y con amenazas de todo tipo desde la oposición. La votación del domingo en Venezuela fortalece la democracia en la región y eso es estratégico si se toma en cuenta lo ocurrido hace poco en Paraguay y no hace tanto en Honduras. La derecha seguirá hablando de dictadura al hablar de Venezuela, como El País de Madrid que tituló: “victoria del ex golpista”, pero cada vez sonará más ridícula.

El segundo es que la votación obtenida por Hugo Chávez es una reafirmación contundente del proceso de la denominada Revolución Bolivariana. Chávez logró 8.136.964 votos un 55.25% del total; el candidato de la derecha Henrique Capriles logró 6.499.575 votos un 44.13%. La diferencia fue de 11 puntos y de 1.637.389 votos. Quedaron en la nada los pronósticos de derrota de Chávez y de empate técnico en las encuestas previas y en supuestas boca de urna, repartidos urbi et orbi, por los grandes medios de comunicación. Chávez ganó en 21 estados y en el Distrito Capital, incluido el estado de Miranda, del cual es gobernador Capriles. Este resultado exime de mayores análisis, por su contundencia. Pero importa conocer algunos números más. Chávez logra 8 millones de votos y supera por 11 puntos a toda la oposición unida. Lo hace luego de 14 años de gobierno, luego de enfrentar una dura enfermedad que fue usada violentando todos los límites éticos como factor electoral y enfrentando una campaña intensa y multimillonaria de la derecha. Los que hablan de abuso de poder de Chávez y de atentados a la libertad de expresión, se comen a sabiendas una parte sustancial de la realidad. Olvidan decir que en Venezuela hay 111 canales de televisión, 69 ellos son privados, todos antichavistas y solamente 13 estatales. Los cinco principales diarios del país son antichavistas y en los últimos tramos de la campaña hicieron 1.392 menciones a Chávez, 99% de ellas negativas. Capriles, hijo de uno de los empresarios más ricos y poderosos de Venezuela, apoyado por las gremiales empresariales y por todo el andamiaje de ONG, fondos encubiertos y no tanto del imperialismo yanqui, gastó en la campaña tres veces más que Chávez.

El tercero es que el resultado es más valioso aún si se observa la tendencia histórica. En las cuatro elecciones presidenciales que enfrentó Chávez creció en número de votos. En 1998 logró 3.673.685 votos, un 56%. En el 2000 obtuvo 3.775.773 votos un 59.7%. En el 2006, 7.309.080 votos, un 62.8%. En el 2008 como ya se ha dicho logró 8.136.964 votos, un 55.25%. Es cierto que bajó el porcentaje, pero no por caer en la cantidad de votos sino porque aumentó la cantidad de votantes a su máximo histórico y también, claro esta, porque la derecha creció.

El cuarto es que se consolidó definitivamente un nuevo esquema de partidos y que perdieron toda influencia los históricos partidos de la Democracia Cristiana y de la Socialdemocracia. Chávez fue respaldado por el Polo Patriótico que integran 12 partidos. Entre ellos, el más votado fue el PSUV con 6.287.238 votos, afianzándose con luz como la principal fuerza política del país, y en segundo lugar se ubicó el Partido Comunista de Venezuela con 482.317 votos, con un crecimiento electoral del 37%. Datos omitidos en casi todos los análisis de los grandes medios.

El quinto es por qué se da todo esto. ¿Qué es lo que lleva a que Chávez tenga este respaldo popular? Chávez ha demostrado una vez más que es un político de enorme arraigo popular, que tiene una innegable capacidad de entender a su pueblo, de interpretar su idiosincrasia, de generar empatía con él. La votación de Chávez es abrumadora en los sectores más humildes, en los barrios más populares. Allí tiene su fuerza y no es casualidad. En su campaña de odio y mentira el imperialismo, la derecha continental y venezolana niegan la realidad y por eso se sorprenden con estos resultados. La verdad es que los 14 años de gobierno de Chávez han cambiado a Venezuela. En 1996 la pobreza alcanzaba a un 70% de la población hoy ha sido reducida a la mitad, en la reducción más importante de toda América Latina. El desempleo está en sus mínimos históricos. Se erradicó el analfabetismo. Se quintuplicaron los docentes. Se abrieron escuelas y universidades en todo el país. Se construyeron miles de viviendas para los más pobres. Se ha recuperado PDVSA, la tercera empresa petrolera más importante del mundo, para el pueblo de Venezuela y con los recursos que se generan, que antes eran el botín corrupto de unos pocos, se ha logrado que el 43% del presupuesto sea para políticas sociales.

El sexto son los problemas o desafíos que se expresan para el futuro, algunos explicitados por los números electorales y otros señalados por el propio Chávez, el PSUV y el PCV. La derecha venezolana parece haber encontrado caminos de unidad. Capriles logró unir un espectro que va desde la reacción más desembozada y cerril hasta la socialdemocracia. Fue derrotado, es cierto, pero con respecto al 2006 creció casi en dos millones de votos. La conformación del Polo Patriótico, a pesar del innegable peso del PSUV, resultó decisiva para la victoria o más bien para la contundencia de ella. La construcción de ámbitos unitarios de decisión de todos quienes respaldan a la Revolución Bolivariana se dibuja como un elemento clave para el futuro. También la superación de algunos problemas de gestión e incluso de algunos fenómenos de clientelismo que dejan huecos que la derecha ocupa. Chávez sigue siendo un elemento fundamental para mantener la mayoría ciudadana, la necesidad de la generación de relevos y de carácter colectivo, parece ser cada vez más clara. La designación de Nicolás Maduro como vicepresidente parece ser una señal en ese sentido.

El séptimo es ser capaces de valorar en su justa dimensión la enorme importancia continental de la victoria de Chávez. Asistimos a una contraofensiva del imperialismo y de las clases dominantes en América Latina para recuperar espacios de poder y frenar y hacer retroceder los cambios. Las elecciones en Venezuela eran una batalla central. El triunfo de Chávez y de las fuerzas políticas y sociales que lo respaldan es estratégico para fortalecer la integración regional, avanzar en espacios de soberanía e independencia y frenar la contraofensiva del imperialismo y la derecha.

El octavo es alegrarse y festejar. El pueblo venezolano votó y ganó. Lo hicieron por ellos y por nosotros. Una excelente noticia para todos quienes queremos la democracia y la libertad, para quienes queremos consolidar los cambios y afirmar una perspectiva revolucionaria. La derecha y los yanquis siguen con su campaña de negación y desprestigio. La porfiada realidad y la lucha del pueblo venezolano los llaman a silencio.

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