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El Popular N° 204  - Editorial 19/10/2012

El Uruguay de hoy es rico en acontecimientos, en hechos y también en dichos. Cada vez está más clara la contraofensiva política, económica, ideológica y mediática, desatada por la derecha para recuperar espacios de poder, frenar el proceso de cambios y si pueden hacerlo retroceder. Para decirlo más claro está en marcha el operativo de restauración neoliberal y vienen por todo.
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Es conveniente señalar además que esta operación trasciende las fronteras nacionales, se enmarca en la operación de ajuste del capitalismo mundial para intentar superar la crisis que actualmente enfrenta. Asistimos a una de las operaciones más salvajes de ajuste de la historia de la humanidad, para recortar derechos, defender privilegios y garantizar las golpeadas rentas del capital. Alcanza solo con mirar las cifras de los rescates de los bancos y los banqueros en EEUU, Europa y Japón y sumarles los recortes en salarios, pasividades, derechos sociales e inversión pública. Las cifras marean. Esta operación que es global y es sistémica tiene su expresión regional y nacional.

Por lo tanto la contradicción central de esta etapa sigue siendo, cada vez con mayor claridad, entre país productivo y con justicia social o más dependencia y restauración neoliberal.

En ese escenario y para resolver a favor del pueblo esa contradicción
fundamental se torna imprescindible retomar la ofensiva política y en todos los frentes. Esto implica mejorar la gestión de gobierno y concretar los planteos del programa del Frente Amplio. Pero además fortalecer el bloque histórico político y social de los cambios y desplegar todas las fuerzas del movimiento popular.

El camino es profundizar los cambios, el camino es plantear el debate ideológico sin regalar ni un milímetro, el camino es dotar al Frente Amplio de un cuerpo de iniciativas políticas que le disputen la agenda y la cabeza de la gente a la derecha, el camino es promover desde el movimiento sindical iniciativas programáticas y lograr conquistas en el terreno reivindicativo, el camino es fortalecer los instrumentos populares y la unidad; el camino es luchar.

La estrategia del PIT-CNT

El movimiento sindical, los trabajadores organizados han sido y son un pilar fundamental del proceso de cambios. La derecha lo sabe y por eso lo golpea sistemáticamente. La central sindical acaba de aprobar una estrategia para la etapa, contenida en un documento de 27 puntos titulado, con enorme acierto: “A retomar la ofensiva”. En el se plantea iniciativas como convocar a la Concertación por el Desarrollo Productivo. Una invitación a todas las organizaciones populares, a todos los sectores de la producción, el trabajo, la academia, el arte y la cultura, para diseñar juntos el horizonte estratégico del proceso de cambios. Esta convocatoria es necesariamente abierta, por lo tanto, las propuestas de los trabajadores no la agotan, sin embargo constituyen una base ineludible.

Entre otras cosas el PIT-CNT plantea: la redistribución de la riqueza, aumento del salario mínimo a 10 mil pesos, avanzar en la justicia tributaria, cambio de la matriz productiva hacia la industrialización superando la primarización de la economía, con la instalación de la Comisión para la creación de un Frigorífico Multimodal, desarrollo de la industria naval, acuerdos de complementación productiva regional en varias ramas, profundización de la Reforma de la Salud, defensa de la Enseñanza Pública, avance en la transformación del sistema de seguridad social y conquista del derecho a desafiliarse de las Afap´s, instrumentación inmediata del Plan Quinquenal de Vivienda y Programa de Vivienda Sindical y la conformación de una Comisión Nacional para la reforma de la Constitución.

Es una plataforma básica, de carácter general, que plantea puntos de contacto con los más vastos sectores y tiene un mérito central: coloca al movimiento sindical y potencialmente al movimiento popular con su propia agenda, ejerciendo en los hechos y más allá de discursos la independencia de clase y orgánica, con respeto al gobierno y al Frente Amplio. Y está bien. No sólo está bien, es imprescindible.

La gestión y el programa de gobierno son aspectos centrales en el proceso de cambios. El gobierno nacional y los gobiernos departamentales del Frente Amplio han sido y son instrumentos fundamentales para transformar la realidad. Por eso hay que mejorar su desempeño, defenderlos y mantenerlos. Pero con eso solo no alcanza. Es imprescindible la acción organizada del pueblo. Sin protagonismo popular no hay profundización de los cambios, no hay sustentabilidad del proyecto transformador y mucho menos garantía de que no regrese la derecha.

En ese sentido abona también el intento de retomar el protagonismo político del Frente Amplio. Lo que se vivió en el proceso de elecciones internas de mayo pasado que movilizó a más de 170 mil frenteamplistas. El protagonismo que se recupera en debates parlamentarios y en iniciativas políticas. La elaboración del Plan Político que está abordando el Frente Amplio y que resolverá en su Plenario Nacional del 24 de noviembre.

Para profundizar los cambios, para lograr avanzar en la consolidación democrática y en las transformaciones profundas del Uruguay hay que confrontar con la derecha política y con el poder. Para eso resulta imprescindible que los dos instrumentos principales del movimiento popular uruguayo, el Frente Amplio y el PIT-CNT, estén movilizados y a la ofensiva.

El camino es la lucha

Pero además de todo esto se necesita un componente más. Se puede mejorar la gestión de gobierno; se puede tener un conjunto de iniciativas en el terreno político con el Frente Amplio y en el social con el PIT-CNT y las organizaciones populares; pero falta el componente fundamental, el catalizador de todo el proceso: la lucha.

No habrá profundización de los cambios sin lucha. Un proyecto de izquierda es impracticable sin el movimiento popular organizado y movilizado. Por eso es de vital importancia que el PIT-CNT, dentro de su estrategia, se plantee promover una táctica de masas, involucrar a la gente en la discusión y en la movilización. Hacia allí apuntan la red de asambleas para discutir la estrategia, que se realizarán entre el 24 de octubre y el 1º de noviembre y el paro nacional del 22 de noviembre con actos en todo el país.

Es una propuesta que sintetiza y potencia las luchas que los trabajadores han desplegado y despliegan. A esta altura resulta tragicómico leer al diario caganchero hablando de la falta de convocatoria de las movilizaciones obreras. Que ellos no las cubran no quiere decir que no existan. Que ellos las invisibilizen no quiere decir que no se hagan. Solo por tomar el último período podríamos hablar de las movilizaciones por la Rendición de Cuentas, por la Educación, en Salud Pública, en la salud privada, en la construcción, en metalúrgicos, en el comercio, en los supermercados, en gastronómicos, en la madera, en la aguja y vestimenta, en curtidores, en gráficos, de los trabajadores del mar. Miles de trabajadoras y trabajadores han salido y salen a la calle. Más de 20 mil participaron en todo el país en la última movilización de los gremios de la industria. Hace menos de un año miles de trabajadores metalúrgicos ganaron una huelga de 28 días. Hace un año y medio cientos de miles en la Marcha del Silencio dimos el envión final para que se terminara la impunidad.

¿Qué el proceso de movilización puede generar contradicciones con la acción de gobierno? Por supuesto que sí y bienvenidas sean. Un gobierno de izquierda no debe desear una sociedad quieta, abúlica, sin rebeldía, sin lucha. Un gobierno de izquierda no elimina las contradicciones de la sociedad capitalista. Es más, si aplica a fondo su programa en realidad las agudiza. Resolver esas contradicciones a favor del pueblo implica propuesta, capacidad de gestión, pero también implica organización y movilización.

Para eso hay que tener una táctica y una propuesta de enorme amplitud, evitar que la derecha nos aísle y aislarla. Encontrar los caminos, el lenguaje y el método para involucrar a miles.

Con perspectiva

En el 92 aniversario del PCU ese es el mensaje central y el compromiso: todo el esfuerzo para desatar la ofensiva popular para concretar los cambios y enfrentar a la derecha. Con unidad pero sin rehuir el debate. Enfrentando la agenda y el discurso de la derecha. Peleando para derrotar la hegemonía conservadora.

Es imprescindible además escapar del inmediatismo, del aquí y ahora, la izquierda es perspectiva histórica, es proyecto a largo plazo, es utopía, no como un sueño para solaz, sino como horizonte de lucha a conquistar.

En estos días también se conmemora el 95 aniversario de la Revolución de Octubre que significó el primer experimento social de los explotados en el poder, construyendo una sociedad distinta. Ante ese aniversario reivindicamos el valor de la utopía, la necesidad de pensar y jugarse por alternativas más allá del capitalismo, la necesidad de poner la mirada lejos para entender mejor lo que tenemos cerca.

Hoy, como hace 92 años en Uruguay y como hace 95 años en la naciente Revolución de Octubre, se sigue necesitando lo mismo: animarse a soñar, articular los sueños en una estrategia revolucionaria, construir la unidad popular y los instrumentos políticos y sociales para esa estrategia, disputarle a las clases dominantes el poder, organizarse y luchar.

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