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  • » Elecciones en España: mucho ruido y pocas nueces - Marcos Roitman

Por Marcos Roitman Rosenmann

Nunca en estos 40 años de monarquía parlamentaria los medios de comunicación han jugado un papel tan determinante en el proceso electoral. Han condicionado –hasta el extremo de ignorar candidatos, coaliciones, formaciones políticas e invisibilizar opciones– para favorecer una visión manipulada e interesada de quienes se jugaban ser alternativa de gobierno. En este sentido ninguno de ellos constituye una amenaza para el sistema. Los cuatro están de acuerdo en lo fundamental y gozan del beneplácito de los empresarios, la banca y las instituciones europeas, más allá de los discursos estridentes.

Resultados elecciones España

Por hacer memoria. En el plazo de un año de vida Podemos ha pasado de promover el sí a la renta básica, el impago de la deuda, la salida del euro, la nacionalización de las compañías eléctricas, las telecomunicaciones, la banca, los transportes, el sector sanitario, a un no sin paliativos. Ya no defiende la jubilación a los 60 años y se suma a la reforma laboral del PSOE y del PP.

Asimismo, del no a la OTAN pasa a un sí. Igualmente, de rechazar las empresas de trabajo temporal a reconocer su valía. Y en política internacional no ha sido menos su transformación. No es de extrañar que el presidente de la Cámara de Comercio y la presidenta del consejo de administración del Santander señalen que no hay por qué temer a Podemos. Ahora ellos mismos han pasado a definirse como nuevos socialdemócratas, continuadores de la labor progresista de los primeros gobiernos de Felipe González y Rodríguez Zapatero.

En otro orden de cosas, tampoco habíamos asistido a una mentira construida para hacer creíble un discurso falaz y maniqueo: presentar la realidad política de España como un sistema bipartidista, imperfecto, pero al fin y al cabo bipartidismo. En España nunca ha existido tal situación; cuestión diferente es la existencia de partidos hegemónicos, Partido Popular y Partido Socialista. Ambas organizaciones, en momentos determinados, han conseguido la mayoría absoluta, lo cual les ha permitido gobernar en solitario.

No es lo mismo partidos hegemónicos que bipartidismo. Mientras uno de los dos partidos gozó de la mayoría absoluta, aplicó la política del rastrillo. Así aprobaron recortes, la guerra del Golfo, privatizaciones, rescates bancarios y concesiones de soberanía y seguridad, sin olvidar las leyes mordaza y de restricción a las libertades ciudadanas.

Sin embargo, cuando tal situación no se ha producido, Partido Popular y PSOE han sido obligados a pactar, negociar, llegar a acuerdos y construir legislaturas abiertas y con coaliciones de coyuntura. Para estos fines han servido las minorías vasca, catalana, navarra o partidos regionales con uno o dos diputados.

La situación que hoy se presenta como novedad no lo es tanto; la diferencia estriba en la emergencia de nuevos actores que sustituyen a otros o, mejor dicho, expresan nuevas voluntades, que en nada suponen desestabilizar el régimen, más bien lo apuntalan. Bien es cierto que parte de los votos de los partidos hegemónicos han ido a parar, mayoritariamente, a sus hermanos de sangre: Podemos, con respecto al PSOE, y Ciudadanos, en relación con el Partido Popular. En este sentido los datos son elocuentes: con 96.2 por ciento de los votos escrutados, según cifras oficiales del Ministerio del Interior, el PP logra 123 diputados y el PSOE 90. Entre ambos conservan 50 por ciento de los votos emitidos, el equivalente a 13 millones de votos de los 25 millones que acudieron a las urnas (73.6 por ciento de participación).

Por otro lado, Ciudadanos alcanza 13.9 por ciento, 3 millones y medio de votos, y 40 diputados; Podemos se sitúa con 12.6 por ciento de los votos y 42 diputados. Constituye una manipulación mal intencionada concederle como suyos los diputados electos pertenecientes a las coaliciones de las cuales forma parte junto con movimientos sociales y partidos de izquierda. Anove, en Galicia; Compromis, en Valencia, e Izquierda Unida, Iniciativa, PSUC e independientes, en Cataluña. Lo cual no supone desconocer un porcentaje mayor si fuese posible desagregar a quienes votaron a Podemos dentro de las coaliciones. En otras palabras, no todos los diputados electos de estas listas pertenecen a Podemos.

Lo cierto es que el mapa electoral se rediseña y un gobierno de coalición se advierte como resultado de la fragmentación del voto. Pero no será viable a cuatro bandas. Se intuye una legislatura inestable, a lo cual hay que agregar una hipotética convocatoria de elecciones anticipadas a medio plazo. Salvo sorpresas de última hora, acuerdos a tres bandas, entre los cuatro primeros más votados, se antojan improbables. Unos y otros han mostrado su reticencia bien a Podemos, al Partido Popular o Ciudadanos. Recordemos que el congreso lo conforman 350 diputados, situándose la mayoría para formar gobierno estable en 176 curules.

La casi desaparición de la izquierda política en el parlamento, por el descalabro de Izquierda Unida, acosada por una campaña espuria llamando al voto útil para traspasarlo a Podemos y el PSOE, le hace perder 800 mil votos. Ayer, con dos diputados, alcanza 3.7 por ciento de los votos. Unión Progreso y Democracia (UPD) desaparece. La que sí mantienen su fuerza con altos y bajos es la derecha vasca y catalana. El voto nacionalista se decanta mayoritariamente hacia el PNV, Ezquerra Republicana y la nueva derecha salida de la ruptura de Convergencia y UPD, con el proyecto independentista.

En conclusión, mucho ruido y pocas nueces. No habrá crisis de régimen, gobiernos de izquierda, cambios constitucionales de gran calado o un cuestionamiento de la “casta”. Ahora se antoja un tiempo de espera en el cual, lo más probable, será una restructuración de los dos grandes partidos hegemónicos bajo la atenta mirada de Estados Unidos, la Troika y el Ibex 35.

Marcos Roitman Rosenmann - 2015-12-21 (La Jornada)

Marcos Roitman Rosenmann, nacido en Santiago Chile en 1955,nacionalizado español, Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid.  Profesor Titular en las asignaturas de Estructura Social América latina; Estructura social Contemporánea; y Estructura social de España en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Es autor entre otras obras  de: Las Razones de la democracia en América Latina, Sequitur  3ª edición. Libro que cuenta  con dos ediciones en la editorial  Siglo XXI  México 2005-2006.  El Pensamiento sistémico: los orígenes del social-conformismo.  Editorial Siglo XXI  México 4ª edición 2009. La política del PSOE en América latina. Editorial Talasa 1985. Democracia y Política en América Latina. Editorial CENDES, Venezuela, Colección Silva Michelena 1992. Democracias sin demócratas y otras invenciones. Editorial Sequitur, 2ª edición Madrid 2008, 1ª reimpresión 2009. Pensar América latina: el desarrollo de la sociología latinoamericana. Editorial CLACSO. Buenos Aires. 2008. Es coautor con Pablo González Casanova de las siguientes obras: La democracia  en América Latina actualidad y perspectivas:  La Jornada- UNAM  México 1992; Democracia y Estado multiétnico en América Latina. La Jornada-UNAM México 1996 y La formación de conceptos en ciencias y humanidades.Sequitur, Madrid 1999. Siglo XXI México 2006, edición corregida y aumentada.

Profesor invitado en diferentes Universidades de América latina: México, Chile, Ecuador, Venezuela, Argentina, Brasil, Perú, Cuba, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala,  Panamá, Costa Rica y Bolivia. Miembro consultor de consejos editoriales de revistas especializadas de ciencia política y sociología en América Latina. Profesor invitado FLACSO sedes Guatemala, México y Panamá. Ha sido profesor del Campus Virtual del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Autor de una centena de artículos en revistas especializadas de América latina y España. Colaborador habitual del  Periódico La Jornada de México; Clarín Chile; Correo del Orinoco Venezuela y Le Monde Diplomatique edición España.Ha dirigido  seminarios de Doctorado e impartido cursos y conferencias en la mayoría de las universidades que integran las comunidades autónomas del Estado español. Fue coordinador para España del Consejo latinoamericano de Ciencias Sociales, es miembro del consejo científico de ATTAC España y en la actualidad dirige la Cátedra de América.

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