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Editorial El Popular N° 184
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Dijimos durante toda la campaña que el objetivo principal era lograr una buena votación del Frente Amplio, una buena participación de los frenteamplistas. Esto es así porque concebimos que el domingo también se enfrentaban los dos proyectos de país: el de la izquierda y el de la derecha, el de los cambios y el de la marcha atrás.
Para esa disputa con la derecha es imprescindible un Frente Amplio movilizado, generando participación y debate.
Ese era el objetivo central y se logró. Fueron a votar más de 170 mil frenteamplistas. Que una fuerza política logre convocar a casi 8
puntos del electorado nacional y al 17% de su electorado en una interna sin candidaturas presidenciales, comunales o legislativas en juego es un hecho que no tiene comparación en el país, la derecha no puede lograr esto, y tampoco en la propia izquierda del continente.
Los análisis que se hagan pueden ser muchos pero hay algo que no se puede discutir: 170 mil votos no son poca cosa y el Frente Amplio, con todos los problemas y todas las dificultades, los logró.
Comparaciones.
Se ha extendido la comparación con la votación de 2006 y es hasta cierto punto inevitable, porque el Frente Amplio solo puede compararse con sí mismo, ninguna fuerza política ha logrado algo parecido ni parece que lo pueda lograr.La comparación con el 2006 es saludable para ver los problemas, los retrasos, incluso los retrocesos, pero a condición de que se lo tome como uno de los puntos de referencia, no como el único y si se incorpora al análisis, todo el contexto, político, anímico y de movilización, de entonces y de ahora.
Decimos esto porque ahora se señalan las caídas con respecto a 2006 pero no se compara la situación del Frente Amplio con respecto a dos meses atrás. ¿La campaña generó más participación que la que teníamos hace dos meses? ¿La campaña movilizó a un núcleo importante de frenteamplistas? ¿La campaña colocó al Frente Amplio en mejores condiciones de afrontar los problemas que tiene? ¿Está mejor el Frente Amplio ahora que hace dos meses? La respuesta a todas esas preguntas es una sola: Sí.
Hace un mes atrás todas las encuestadoras, sin excepción, vaticinaban que la votación no superaría los 100 mil votos, 110 mil decían los más benévolos. El pronóstico era compartido por un número no menor de dirigentes y analistas frenteamplistas. Hay que decir que se equivocaron, que se votó mucho mejor de lo que ellos esperaban.
Cualquiera entiende que para que voten 170 mil personas se tiene que haber contactado de mil maneras a mucha más gente. El Frente Amplio hizo política, se abrió, dialogó con sus propios militantes y con la gente, se movilizó.
Esta claro que hubiéramos querido una votación mayor. Eso está fuera de discusión. Está claro que no todos los frenteamplistas se sintieron convocados y ese es un problema que requiere urgente discusión y medidas políticas concretas.
Pero también está claro que la votación del domingo es un paso positivo para revitalizar el Frente Amplio, para renovarlo, para ponerlo de nuevo como un actor político central, para confrontar con la derecha, para defender al gobierno nacional y seguir cambiando el país, para fortalecer a los gobiernos departamentales y también para ponernos en camino de recuperar los que perdimos y conquistar nuevos.
Los desafíos.
Los problemas del Frente Amplio tienen causas múltiples y no se resuelven mágicamente, exigirán trabajo, militancia, constancia. Su falta de protagonismo político absorbida casi toda su discusión y gran parte de sus principales cuadros por el gobierno. La distancia con sus militantes, con la gente concreta y sus problemas. La falta de discusión política. La caída de los niveles de convocatoria. La caída también de la presencia organizada en la sociedad y hasta el cierre de locales partidarios en los barrios y ciudades del interior del país. Todo eso que se resume en el grado de ajenidad de muchos frenteamplistas para con el Frente Amplio. Pero esa sensación tiene explicaciones diversas y a veces hasta antagónicas. Hay quienes están enojados con el gobierno y lo están por causas diversas, hay quiénes contrariamente están muy satisfechos con el gobierno y enojados con la fuerza política, también por causas diversas; hay muchos que simplemente no perciben la importancia de su aporte organizado y militante. No hay una respuesta única para esos estados de ánimo y posicionamientos políticos. La campaña expresó uno de los grandes problemas que tienen el Frente Amplio y la izquierda: la falta de síntesis política de su accionar y del accionar de su gente.Hay que dejar de oponer artificialmente frenteamplistas con frenteamplistas, de presentar como excluyentes formas de organizarse y participar que pueden y deben ser complementarias. Debemos, colectivamente, todos los frenteamplistas, lograr una síntesis política y organizativa que nos potencie, nos renueve y nos coloque a la ofensiva para disputarle la hegemonía en la sociedad a la derecha.
Pero esa síntesis solo puede ser obra colectiva de miles participando, no la logrará la gestión de gobierno por sí sola y tampoco un dirigente o un grupo de dirigentes, por más capaces que sean. Esa síntesis requiere debate en común, práctica política común, espacios compartidos y sobre todo, para ser una síntesis de izquierda, lucha común.
Esa es quizás la principal tarea política y no organizativa que deberá encarar la nueva dirección del Frente Amplio: la construcción colectiva de un cuerpo de ideas, de prácticas militantes y de iniciativas que nucleen de mil maneras a miles de frenteeamplistas para hacer política.
Hay que recuperar el vínculo con el movimiento popular, tender puentes hacia los jóvenes, incrementar la presencia en los barrios, generar debates y espacios para que los intelectuales aporten en tanto militantes políticos, discutir el Uruguay del futuro y proyectarlo no sólo desde el gobierno sino desde la sociedad.
A eso están dirigidos nuestros esfuerzos, nuestras propuestas y nuestros análisis. No se aporta nada jugando al internismo atribuyendo responsabilidades en bajas de votación como si hubiera una causa única sabiendo que no es así. Sugiriendo que la votación en Montevideo fue baja por problemas de gestión de Ana Olivera, pero guardándose muy bien de sugerir lo propio para Oscar de los Santos en Maldonado o Marcos Carámbula en Canelones. Esos análisis a medias para pasar facturas con nombre y apellido nunca aportaron y siguen sin aportar una sola solución. Además sistemáticamente se olvidan que la derecha existe opera y desgasta.
La vida nos ha demostrado tanto en el mundo como en nuestro país que la disputa política con la derecha no se resuelve solo con una buena gestión o con la popularidad de un presidente, se necesita política, movilización y participación y eso falta.
Lograr que en medio de la desmovilización que existía en el Frente Amplio, que no comenzó ahora, viene de años y tiene múltiples causas; en medio de una ofensiva ideológica de la derecha de gran intensidad, 170 mil frenteamplistas voten no es poca cosa. El Frente Amplio saldrá de estas elecciones con una dirección renovada y electa por decenas de miles. Esta campaña ha demostrado que se puede hacer política en clave de unidad y que los frenteamplistas responden.
No queremos terminar sin decir que también hay que valorar el enorme esfuerzo realizado por los militantes de base frenteamplistas, tan criticados y hasta ninguneados, más de 10 mil sostuvieron la elección y la garantizaron. Miles de mujeres y hombres, viejos y jóvenes, militando para posibilitar que miles más participen. Además, los 170 mil que fueron a votar cambiaron su estado de ánimo, había alegría en las filas, piden más, falta contagiar a más gente pero no es un detalle menor.
Es un enorme capital político y humano y el Frente Amplio lo tiene y lo mostró una vez más. No valorarlo y no defenderlo sería además de una injusticia un grave error político.
Se requerirá capacidad, generosidad, unidad y mucha militancia para superar los desafíos y enfrentar la ofensiva de la derecha: 170 mil voluntades no son poca cosa para iniciar el camino.
Declaración del PCU
El Comité Ejecutivo del PCU saluda a todas y todos los militantes frenteamplistas por la jornada de movilización popular realizada el domingo 27 de mayo.En primer lugar a los 170 mil compañeras y compañeros que fueron a votar y rompieron todos los pronósticos que auguraban una participación mucho menor.
En especial a los más de 10 mil militantes que durante todo el domingo se pusieron al hombro la elección, abrieron los circuitos, hicieron adhesiones, recibieron votos y luego llevaron las urnas custodiando la voluntad del pueblo frenteamplista.
Esta elección demostró que se puede hacer política en clave de unidad y que los frenteamplistas responden. Demostró que se puede movilizar e involucrar a miles en la discusión y en la acción política común.
Esto es un asunto clave para defender el gobierno nacional y los gobiernos departamentales, para continuar cambiando el país y para enfrentar la ofensiva de la derecha que quiere volver al pasado.
La vida ha demostrado que para cambiar una sociedad y garantizar la continuidad de los cambios no alcanza con buenas gestiones de gobierno, que son imprescindibles, pero no suficientes. Hay que hacer política, hay que movilizar, hay que luchar y hacerlo en unidad.
En esa perspectiva la elección del domingo fue un paso positivo para recuperar el protagonismo del Frente Amplio como lo que es, la principal fuerza política del país, la única con un programa de transformaciones reales, la expresión política del bloque político y social de los cambios.
Comprometemos nuestra militancia y nuestro esfuerzo unitario para lograr, junto a los miles de compañeras y compañeros que votaron el domingo y a los miles que aún resta incorporar, la profundización de los cambios y un Uruguay más democrático, más libre y más justo.
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